Tengo una amiga a quien el dueño de un auto-parts le cobró 138 dólares por una pieza que (poco despues supo) costaba entre 48 y 60 dólares.
Mi novia trabajó en un Centro Educativo cuyo patrono pagaba menos del salario mínimo federal, cargaba sus tutores con exceso de estudiantes y no reportaba nómina de empleados al gobierno para (así) no pagar los beneficios marginales que la ley les ofrece.
En la Guardia Nacional tuve un primer-sargento que me ajudicaba mil defectos, asignaba las peores posiciones y buscaba la manera de humillarme en público simple y sencillamente porque "mi personalidad" no era de su agrado.
Y así sucesivamente, desde el supermercado que cobra IVU en todo lo que vende (impuesto que sólo aplica a artículos procesados) hasta el chofer de ambulancia que utiliza la sirena oficial de su vehículo para llegar temprano al almuerzo, utilizar una "posición de poder" como si fuera una licencia para sacar ventaja de otros (o como un marrón para golpear a los demás) no es un fenómeno "único" de líderes políticos ni mucho menos de "la policía" sino un lamentable modus-operandi que se respira en todas las esferas del quehacer puertorriqueño. Una asquerosa mentalidad que aparece en prácticamente cualquier contexto donde "unos" ejercen algún tipo de poder sobre "los otros"...
Desde el jefe que se desquita recortándole horas de trabajo a sus empleados hasta el otro que inscribió a sus sobrinos como dependientes suyos en "la planilla", son todos ejemplos del mismo abuso de poder y corrupción que hipócritamente criticamos en el gobierno. Un mero reflejo de cómo nos comportamos los unos con los otros donde la única diferencia entre la "corrupción" de ellos y la "brutalidad" de nosotros es el cargo que ocupamos y/o el uniforme que no llevamos puesto.
¿Cómo puede el ciudadano que se roba el "cable tv" decir que el gobierno es "corrupto" o el padre/madre que le entra correasos a sus hijos hablar de "brutalidad policiaca"?
Desde el cliente que hicimos esperar más porque "nos cayó mal" hasta el conductor que le bloqueó el paso al otro "pa' que coja"... son todos ejemplos del mismo "abuso de poder" que supuestamente señalamos en la policía, sólo que hasta el nivel donde la situación nos lo permite.
Un reflejo del cáncer moral que nos consume como pueblo, de la mentalidad que pulúla entre nosotros los puertorriqueños.
Producto de la narrativa del "que se joda... no me importa" y del "te paso por encima". Producto del "yo primero" y el que venga después "que'bregue". Brutalidad para la cual no hay cámaras de prensa, reporteros ni "primeras planas" en el periódico. Brutalidad de la cual nuestros agentes del orden público verdaderamente se han convertido en víctimas.
"Brutalidad ciudadana"
vs. "Brutalidad policiaca"
El policía es un servidor público. Su trabajo no es cuestionar las decisiones que toma el gobierno ni mucho menos pasar juicio sobre "determinación política" alguna sino hacer valer las leyes y órdenes de aquellos a quienes nosotros los ciudadanos eligimos a través del voto.
Para para ello exponen su vida en la calle, pasan "navidad" patrullando comunidades y sacrifican "noche buena" y "Días de Reyes" velando por la seguridad pública de otros que sí pueden disfrutarlos con su familia. Uniformados que eligieron una profesión donde se hace frente tanto al gatillero más buscado como al pillo común que anda por ahí. Los que van a donde nadie quiere ir y lidian con las personas que nadie quiere lidiar cuya cena de "Acción de Gracias" (frecuentemente) se da en platos de "foam" a la mesa de algún frío cuartel. Ciudadanos a quienes (por la salvajada de unos pocos) no les hemos honrado el respeto y admiración que se merecen.
Aquellos a los que maltratamos gritando "puercos" y "lambones" obviando que no son responsables ni de las decisiones del gobierno que eligimos, ni de la rampante criminalidad que arropa Puerto Rico ni (mucho menos) de la maldita cuota universitaria. Son al igual que todos nosotros, víctimas de "todas las anteriores".
Como si exponerse a asaltantes dispuestos a destruír su cuerpo no fuese suficiente, universitarios, chamaquitos hijos de "mami y papi" salen a la calle resueltos a destruir también sus espíritus gritándoles "perro" y lanzándoles objetos cual si fueran ellos "los responsables" de la debacle económica en la que vivimos. Y luego se quejan de "brutalidad policiaca" cuando el policía (quien sólo procura mantener el orden... sea lo que sea que eso signifique para el "gobierno de turno") reacciona.
Por eso hoy abogo por la creación de un nuevo término: "Brutalidad ciudadana". Porque los abusadores (realmente) somos nosotros. Abusador tú, abusador yo... abusadores todos. "Perros" nosotros que votamos por los políticos que hoy insultamos y hasta huevos les tiramos. Puercos los que abusamos vilmente el uno del otro y después tenemos la fuerza de cara de señalar a un servidor público.
Puerco TU, puerco YO y puerco todo aquel que demoniza al uniformado en vez de abrazarlo como hombres y mujeres que naufragan en misma tragedia que estamos todos. Cuando nuestra voz clame por unión y no "separación y guerra" será entonces (y sólo entonces) cuando veamos la revolución que TANTO Puerto Rico necesita.
Documentemos lo aprendido
Mi novia trabajó en un Centro Educativo cuyo patrono pagaba menos del salario mínimo federal, cargaba sus tutores con exceso de estudiantes y no reportaba nómina de empleados al gobierno para (así) no pagar los beneficios marginales que la ley les ofrece.
En la Guardia Nacional tuve un primer-sargento que me ajudicaba mil defectos, asignaba las peores posiciones y buscaba la manera de humillarme en público simple y sencillamente porque "mi personalidad" no era de su agrado.
Y así sucesivamente, desde el supermercado que cobra IVU en todo lo que vende (impuesto que sólo aplica a artículos procesados) hasta el chofer de ambulancia que utiliza la sirena oficial de su vehículo para llegar temprano al almuerzo, utilizar una "posición de poder" como si fuera una licencia para sacar ventaja de otros (o como un marrón para golpear a los demás) no es un fenómeno "único" de líderes políticos ni mucho menos de "la policía" sino un lamentable modus-operandi que se respira en todas las esferas del quehacer puertorriqueño. Una asquerosa mentalidad que aparece en prácticamente cualquier contexto donde "unos" ejercen algún tipo de poder sobre "los otros"...
Desde el jefe que se desquita recortándole horas de trabajo a sus empleados hasta el otro que inscribió a sus sobrinos como dependientes suyos en "la planilla", son todos ejemplos del mismo abuso de poder y corrupción que hipócritamente criticamos en el gobierno. Un mero reflejo de cómo nos comportamos los unos con los otros donde la única diferencia entre la "corrupción" de ellos y la "brutalidad" de nosotros es el cargo que ocupamos y/o el uniforme que no llevamos puesto.
¿Cómo puede el ciudadano que se roba el "cable tv" decir que el gobierno es "corrupto" o el padre/madre que le entra correasos a sus hijos hablar de "brutalidad policiaca"?
Desde el cliente que hicimos esperar más porque "nos cayó mal" hasta el conductor que le bloqueó el paso al otro "pa' que coja"... son todos ejemplos del mismo "abuso de poder" que supuestamente señalamos en la policía, sólo que hasta el nivel donde la situación nos lo permite.
Un reflejo del cáncer moral que nos consume como pueblo, de la mentalidad que pulúla entre nosotros los puertorriqueños.
Producto de la narrativa del "que se joda... no me importa" y del "te paso por encima". Producto del "yo primero" y el que venga después "que'bregue". Brutalidad para la cual no hay cámaras de prensa, reporteros ni "primeras planas" en el periódico. Brutalidad de la cual nuestros agentes del orden público verdaderamente se han convertido en víctimas.
"Brutalidad ciudadana"
vs. "Brutalidad policiaca"
El policía es un servidor público. Su trabajo no es cuestionar las decisiones que toma el gobierno ni mucho menos pasar juicio sobre "determinación política" alguna sino hacer valer las leyes y órdenes de aquellos a quienes nosotros los ciudadanos eligimos a través del voto.
Para para ello exponen su vida en la calle, pasan "navidad" patrullando comunidades y sacrifican "noche buena" y "Días de Reyes" velando por la seguridad pública de otros que sí pueden disfrutarlos con su familia. Uniformados que eligieron una profesión donde se hace frente tanto al gatillero más buscado como al pillo común que anda por ahí. Los que van a donde nadie quiere ir y lidian con las personas que nadie quiere lidiar cuya cena de "Acción de Gracias" (frecuentemente) se da en platos de "foam" a la mesa de algún frío cuartel. Ciudadanos a quienes (por la salvajada de unos pocos) no les hemos honrado el respeto y admiración que se merecen.
Aquellos a los que maltratamos gritando "puercos" y "lambones" obviando que no son responsables ni de las decisiones del gobierno que eligimos, ni de la rampante criminalidad que arropa Puerto Rico ni (mucho menos) de la maldita cuota universitaria. Son al igual que todos nosotros, víctimas de "todas las anteriores".
Como si exponerse a asaltantes dispuestos a destruír su cuerpo no fuese suficiente, universitarios, chamaquitos hijos de "mami y papi" salen a la calle resueltos a destruir también sus espíritus gritándoles "perro" y lanzándoles objetos cual si fueran ellos "los responsables" de la debacle económica en la que vivimos. Y luego se quejan de "brutalidad policiaca" cuando el policía (quien sólo procura mantener el orden... sea lo que sea que eso signifique para el "gobierno de turno") reacciona.
Por eso hoy abogo por la creación de un nuevo término: "Brutalidad ciudadana". Porque los abusadores (realmente) somos nosotros. Abusador tú, abusador yo... abusadores todos. "Perros" nosotros que votamos por los políticos que hoy insultamos y hasta huevos les tiramos. Puercos los que abusamos vilmente el uno del otro y después tenemos la fuerza de cara de señalar a un servidor público.
Puerco TU, puerco YO y puerco todo aquel que demoniza al uniformado en vez de abrazarlo como hombres y mujeres que naufragan en misma tragedia que estamos todos. Cuando nuestra voz clame por unión y no "separación y guerra" será entonces (y sólo entonces) cuando veamos la revolución que TANTO Puerto Rico necesita.
Documentemos lo aprendido