martes, 22 de febrero de 2011

Brutalidad ¿policiaca?

Tengo una amiga a quien el dueño de un auto-parts le cobró 138 dólares por una pieza que (poco despues supo) costaba entre 48 y 60 dólares.

Mi novia trabajó en un Centro Educativo cuyo patrono pagaba menos del salario mínimo federal, cargaba sus tutores con exceso de estudiantes y no reportaba nómina de empleados al gobierno para (así) no pagar los beneficios marginales que la ley les ofrece.

En la Guardia Nacional tuve un primer-sargento que me ajudicaba mil defectos, asignaba las peores posiciones y buscaba la manera de humillarme en público simple y sencillamente porque "mi personalidad" no era de su agrado.

Y así sucesivamente, desde el supermercado que cobra IVU en todo lo que vende (impuesto que sólo aplica a artículos procesados) hasta el chofer de ambulancia que utiliza la sirena oficial de su vehículo para llegar temprano al almuerzo, utilizar una "posición de poder" como si fuera una licencia para sacar ventaja de otros (o como un marrón para golpear a los demás) no es un fenómeno "único" de líderes políticos ni mucho menos de "la policía" sino un lamentable modus-operandi que se respira en todas las esferas del quehacer puertorriqueño. Una asquerosa mentalidad que aparece en prácticamente cualquier contexto donde "unos" ejercen algún tipo de poder sobre "los otros"...

Desde el jefe que se desquita recortándole horas de trabajo a sus empleados hasta el otro que inscribió a sus sobrinos como dependientes suyos en "la planilla", son todos ejemplos del mismo abuso de poder y corrupción que hipócritamente criticamos en el gobierno. Un mero reflejo de cómo nos comportamos los unos con los otros donde la única diferencia entre la "corrupción" de ellos y la "brutalidad" de nosotros es el cargo que ocupamos y/o el uniforme que no llevamos puesto.

¿Cómo puede el ciudadano que se roba el "cable tv" decir que el gobierno es "corrupto" o el padre/madre que le entra correasos a sus hijos hablar de "brutalidad policiaca"?

Desde el cliente que hicimos esperar más porque "nos cayó mal" hasta el conductor que le bloqueó el paso al otro "pa' que coja"... son todos ejemplos del mismo "abuso de poder" que supuestamente señalamos en la policía, sólo que hasta el nivel donde la situación nos lo permite.

Un reflejo del cáncer moral que nos consume como pueblo, de la mentalidad que pulúla entre nosotros los puertorriqueños.

Producto de la narrativa del "que se joda... no me importa" y del "te paso por encima". Producto del "yo primero" y el que venga después "que'bregue". Brutalidad para la cual no hay cámaras de prensa, reporteros ni "primeras planas" en el periódico. Brutalidad de la cual nuestros agentes del orden público verdaderamente se han convertido en víctimas.


"Brutalidad ciudadana"
                                 vs. "Brutalidad policiaca"


El policía es un servidor público. Su trabajo no es cuestionar las decisiones que toma el gobierno ni mucho menos pasar juicio sobre "determinación política" alguna sino hacer valer las leyes y órdenes de aquellos a quienes nosotros los ciudadanos eligimos a través del voto.

Para para ello exponen su vida en la calle, pasan "navidad" patrullando comunidades y sacrifican "noche buena" y "Días de Reyes" velando por la seguridad pública de otros que sí pueden disfrutarlos con su familia. Uniformados que eligieron una profesión donde se hace frente tanto al gatillero más buscado como al pillo común que anda por ahí. Los que van a donde nadie quiere ir  y lidian con las personas que nadie quiere lidiar cuya cena de "Acción de Gracias" (frecuentemente) se da en platos de "foam" a la mesa de algún frío cuartel. Ciudadanos a quienes (por la salvajada de unos pocos) no les hemos honrado el respeto y admiración que se merecen.

Aquellos a los que maltratamos gritando  "puercos" y "lambones" obviando que no son responsables ni de las decisiones del gobierno que eligimos, ni de la rampante criminalidad que arropa Puerto Rico ni (mucho menos) de la maldita cuota universitaria. Son al igual que todos nosotros, víctimas de "todas las anteriores".

Como si exponerse a asaltantes dispuestos a destruír su cuerpo no fuese suficiente, universitarios, chamaquitos hijos de "mami y papi" salen a la calle resueltos a destruir también sus espíritus gritándoles "perro" y lanzándoles objetos cual si fueran ellos "los responsables" de la debacle económica en la que vivimos. Y luego se quejan de "brutalidad policiaca" cuando el policía (quien sólo procura mantener el orden... sea lo que sea que eso signifique para el "gobierno de turno") reacciona.

Por eso hoy abogo por la creación de un nuevo término: "Brutalidad ciudadana". Porque los abusadores (realmente) somos nosotros. Abusador tú, abusador yo... abusadores todos. "Perros" nosotros que votamos por los políticos que hoy insultamos y hasta huevos les tiramos. Puercos los que abusamos vilmente el uno del otro y después tenemos la fuerza de cara de señalar a un servidor público.

Puerco TU, puerco YO y puerco todo aquel que demoniza al uniformado en vez de abrazarlo como hombres y mujeres que naufragan en misma tragedia que estamos todos. Cuando nuestra voz clame por unión y no "separación y guerra" será entonces (y sólo entonces) cuando veamos la revolución que TANTO Puerto Rico necesita.


Documentemos lo aprendido

martes, 15 de febrero de 2011

La Narrativa

Cuenta la historia que cuando Alejandro Magno llegó a la India se encontró con un yogui asceta meditando en posición de loto frente al río Indus (326 B.C). El joven conquistador detuvo su ejército, desmontó su caballo y le preguntó.

“¿Qué estás haciendo?”

“Estoy experimentando la inmensidad de “la nada”
 Respondió el asceta

“Y tú (inquirió) ¿qué estás haciendo?”

“Yo... ¡estoy conquistando el mundo!”
Respondió orgullosamente Magno. Y ambos rieron.

Para sus adentros ambos pensaron que el otro era un idiota: “¿Conquistar el mundo para qué?” pensó el yogui hindú. “Sentarse a hacer nada ¡Qué desperdicio de una vida!” pensó el macedonio. Sin darse cuenta ambos vivían exactamente la misma aventura... pero cada cual dentro de la narrativa que habían aprendido.

Alejandro creció escuchando que al morir los hombres cruzan el río Styx (que separa a los "vivos de la muerte") donde se nos preguntará si vivimos “una vida extraordinaria”. De haber hecho cosas extraordinarias seríamos transportados a Elysium, lugar reservado para los grandes héroes durante la vida o (de lo contrario) irías a parar a los campos de Asphodel, destinado para las almas simples y comunes.

Alejandro Magno, de niño, creció escuchando las historias del guerrero Aquiles, del heróico Hércules y de Theseo, quien derrotó al terrible minotauro. Fue instruído en las épicas de "La Iliada", "La Odisea" y enseñado a vivir como lo hicieron estos grandes, en una cultura de 'victorias espectaculares'.

El yogui hindú en cambio, creció escuchando una narrativa diferente.

Él  también escuchó la historia de un río que separa a "los vivos de la muerte" pero no como un viaje de “una sola vez” sino como un recorrido constante... como un viaje que hacemos varias veces durante nuestra existencia espiritual (en un largo proceso de reencarnación y Karma) a fin de alcanzar nuestra evolución espiritual.

El yogui creció escuchando la historia de Bharat, quien también conquistó el mundo. Cuando Bharat llegó el pico más alto de las montañas (Meru) jurando ser el primero, se encontró con que la cima estaba cubierta de banderas e insignias de diferentes conquistadores a lo largo del tiempo, cada uno de ellos reclamando ser "el primero" en haber llegado allí. Bharat se sintió insignficante, que había desperdiciado toda su vida en un objetivo inútil. Descubrió que el objetivo más genuino que puede conquistar cualquier ser humano está realmente en su interior.

¿Cómo "la narrativa"... las historias que cuenta un país permean la cultura y (con ella) la vida y objetivos de sus ciudadanos?

¿Cómo la historia (mitológica o real) moldean la mentalidad, visión del mundo y (más importante aún) la personalidad individual y colectiva de un país?

Toda potencia que ha conocido la historia ha contado con una poderosa narrativa sobre sí misma. Los Griegos se veían equiparables a los dioses y la narrativa espartana percibía "la gloria" en el fulgor de la batalla. Los romanos también estaban maravillados con su propia grandeza. Para ellos el imperio romano era 'la luz del mundo'... producto del sacrificado esfuerzo de los dioses.

Estados Unidos consquistó el centro-oeste de norteamérica porque era el destino manifiesto que "Dios" les había encomendado y con su narrativa de "superioridad aria" Hitler empoderó todo un país a desatar la guerra más feroz conocida por el hombre hasta el día de hoy.

Desde el discurso de Reichtag en Alemania y el "Ask not..." de John F Kennedy hasta el "Yo tengo un sueño" de Martin Luther King y el levantamiento de la bandera en Iwo Jima, la narrativa y símbolos de un país tienen el poder de revestir a la ciudadanía con la fuerza moral necesaria para elevarse a un nivel superior.

Narrativas con inspiradora visión del ayer y/o grandes objetivos para el mañana que imprimen propósito, cohesión y grandeza en la psique colectiva de un país.

Narrativas que producen hombres y mujeres con un alto sentido de pertenencia e identidad cultural. Ciudadanos que se reconocen a sí mismos como seres capaces y responsables de su destino moral, político y económico.

Narrativas empoderadoras que (ya bien sea por efecto de "la profecía autocumplida" o simple auto-determinanción) motivan a la sociedad y sus miembros a luchar en pro de un objetivo común. Narrativas que simple, llana y sencillamente empoderan.


Narrativas que no funcionan

                                                                      "If you want to dispossess a people,
                                                                      the simplest way to do it is to tell
                                                                     their story, and start with 'secondly'"
                                                                                                   -Mourid Barghouti

La forma mas fácil y al mismo tiempo vil de manipular a un ser humano es depojándolo de su narrativa, su sentido de logros, de su orgullo personal. Y es que una vez controlamos cómo un ser humano se percibe a sí mismo... su autoconcepto, controlamos a fin de cuentas al individuo mísmo.

Un excelente ejemplo de ello es la narrativa que hombres y mujeres maltratantes forjan en la psique de sus parejas: Les convencen de que sin ellos "no son nadie", que están "donde están" gracias a él o ella y de que "no serían capaces" de sobrevivir "si no fuera" por ellos. Procuran imprimirles un destructivo autoconcepto dentro del cual (lejos de reconocer sus logros y/o potencial como seres humanos) canta cuán "incapaces" supuestamente son. Narrativa que les tilda de "inepto/as" y habla de lo supuestamente "poco" que han logrado.


Discurso que una vez la víctima acepta como verdadero (independientemente del maltrato que recibe) le mantiene voluntariamente sometida al yugo del maltratante. Se cree "incapaz" de vivir sin él o ella. Que "ni ha logrado" ni "logrará nunca nada" en su vida. Ya esa es "su narrativa"... y su narrativa determina sus decisiones y (por ende) la calidad de vida que llevan.

Si de "narrativas que no funcionan" se trata (esta vez a nivel colectivo) la cultura árabe es otro excelente ejemplo de ello. Previo al arraigo islámico en medio oriente (hace 1,300 años) la cultura árabe produjo grandes matemáticos, artistas, filósofos y geógrafos cuyos trabajos (al sol de hoy) nutren gran parte de nuestro conocimiento en arquitectura, economía, artes, ciencias y matemáticas. Cuando no se habían convertido al judaísmo (o alguna de las muchas sectas cristianas de su época) los árabes gozaban de una tolerante cultura politeísta que veneraba a Ilumquh, las estrellas y particularmente a la luna como su deidad másculina predominante. Antes del discurso musulmán de convertir infieles o darles muerte los árabes gozaban de una pluralidad de ideas que les permitió desarrollarse tanto en el ámbito científico y artístico como en el místico-espiritual.

Entonces llegó el Islam y (con las invasiones asiáticas y las Cruzadas) su narrativa de violencia disfrazada de virtud. Llegó el discurso de "perseguid a los infieles" incluso entre sí. Abrazaron los valores del Jhijad y la narrativa de un Alah vengativo que llama a la guerra incluso entre ellos mismos.

Narrativa que les impide crecer como países y aceptar nuevas y/o mejores formas de gobierno. Narrativa que justifica su odio contra el mundo aferrados a un discurso de "victimato" que perpetúa su propio estancamiento socio-cultural.

Narrativas que moldean la mentalidad individual y colectiva de estas naciones y les mantiene peleando entre sí. Narrativas que simple, llana y sencillamente "no funcionan".


La narrativa puertorriqueña

                                                        "Lo que me guiará no es lo que he vivido,
                                                         sino el tono en el que lo narro. No 'la vida',
                                                         sino su interpretación...

                                                        -Diario de un Ladrón, Jean Genet


En una de tres escalas de Kosovo a Puerto Rico tuve la oportunidad de compartir con una joven puertorriqueña, estudiante de la Univesidad de Stanford en California, una amena conversación en temas que fueron desde la necesidad de una mejor educación en matemáticas y el absurdo de la "inteligencia académica" hasta
los descalabros políticos y económicos que sufre el pueblo puertorriqueño. Resuleto a explicar que (antes que cualquier otra cosa) lo que Puerto Rico enfrenta es una crisis psicosocial, pregunté:

-"Y hablando como los locos ¿Sabes quién fue el primer gobernador de Puerto Rico?"

Miró para arriba, frunció el ceño y embarcó en una serie de gestos (típicos al momento de "hacer memoria") que duraron como unos 5 segundos.

"Yo se que no fue Muñoz Marín..."
Recalcó al tiempo que apretaba sus labios con un dedo

-"Cierto (interrumpí) no fue 'Luis Muñoz Marín'... ¿y el primer presidente de Estados Unidos? Pregunté de corrido, así como quien "no quiere la cosa".

Su semblante cambió como si la simplicidad de la pregunta (en contraste con la anterior) hubiese insultado su mentalidad y en menos de lo que canta un gallo respondió.

-Pues Jorge Washington, ¡claro!

Nótese que no estoy hablando de una mujer criada en Nueva York ni producto de alguna escuela rural "in the States (you know)". Estamos hablando de una mujer nacida y criada en Puerto Rico... Cayey, por eso de ser más específicos.

Nótese que tampoco estoy hablando de una persona que atravesó escuela superior "a patás" porque no le quedaba "más remedio"... que tuvo 2 hijos antes de terminar cuarto año (5 más después de que salió) y que vive a expensas del gobierno. No.

Estamos hablando de una brillantísima joven de 19 años, producto de ambas escuelas públicas y privadas del país forjando su carrera profesional en una renombrada Universidad en la costa este del Pacífico.

A medida que la conversación continuó descubrimos tampoco conocía la trayectoria de Betances: su fama como cirujano en Francia, porqué regresó a Puerto Rico, la fundación del hospital San Antonio, su labor diplomática, exitosa vida política ni demás reformas que forjó en diferentes partes de América Latina después del exilio.

¿Qué importa si sabemos (o dejamos de saber) quienes fueron los "Founding Fathers" de la cultura puertorriqueña? ¿El tener modelos históricos y valores nacionales con los cuáles identificarnos?

¿Que importancia puede tener saber (o no saber) las aportaciones de Eugenio María de Hostos en América Latina?

Como datos aislados, ninguna.

Pero cuando damos un paso hacia atrás y descubrimos que estas son tan sólo "piezas"... simple y sencillamente "piezas" dentro del enorme rompecabezas de piezas intencionalmente perdidas con el cual nos ha tocado construir nuestra propia identidad socio-cultural y la narrativa que nos define como país... aquella que determina qué políticos elegimos, el trato que nos damos los unos a otros y los objetivos que perseguimos (tanto a nivel individual como colectivo) la observación invita a un alarmante proceso de introspección.

Cuando descubrimos que las "piezas" que se supone nos empoderen como país (cuando no mal documentadas) son ampliamente desconocidas por el grueso de los puertorriqueños descubrimos que (antes que la criminalidad, la economía o 'el gobierno' de turno) la tragedia borincana gira en torno a su narrativa...

Desde el ciudadano que tiró basura por la ventana de su carro hasta el otro disque-independentista que atacó la policía en "una huelga", son todos síntomas del mismo craso sentido de pertenencia nacionalescacés de modelos históricos efectivos que fundamenten positivamente nuestra conducta colectiva.

El producto psicosocial de una "historia" manipulada, supervisada y reforzada a conveniencia moral, política y económica de un país extranjero... discurso que no nos sirve a nosotros sino a un tercero.

Narrativa que canta que "somos chiquitos", que "no podemos" y que en Puerto Rico "no hay...". Discurso que no se asemeja al que escuchó Alejandro Magno sino mas bien a la de una mujer maltratada que aguanta y justifica lo que sea temerosa de no poder vivir sin su verdugo.

Narrativa que simple, llana y sencillamente no nos funciona.


Recapitulando

Para descolonizar a Puerto Rico primero hay que descolonizar al puertorriqueño y mientras seamos un país moralmente impedido con una narrativa que no solo nos pequeñiza como pueblo sino que refuerza nuestra supuesta incapacidad nacional, seguiremos señalándonos y comiéndonos por los rabos los unos a los otros pero siempre orbitando alrededor de un tercero que sólo se beneficia de nuestro tirijála borincano. Aquí la solución:

Si queremos mejorar los alarmantes índices de asesinato y criminalidad en el país, mejoremos la economía.

Si queremos mejorar la economía, urge movernos hacia un estatus político que nos permita abrirnos al mundo y pactar de tú a tú con otros países.

Si queremos cambiar ese estatus político, hay que cambiar la percepción que tenemos los puertorriqueños de nosotros mismos... la mentalidad con la que entramos a votar a las urnas y elegimos a nuestros funcionarios políticos.

Si queremos cambiar nuestra imagen propia, urge cambiar la narrativa que no funciona trabajando con la educación de las generaciones venideras, por clichóso que eso pueda escucharse.

Y no... no estoy hablando de dar "una clase" en la escuela. Estoy hablando de todo un currículo nuevo y una forma diferente de contar la historia... estoy hablando de películas, programas de televisión, música y cuentos de forklor... de re-descubrir a nuestros héroes nacionales y crear nuevos modelos que nos hagan sentir orgullosos de 'ser puertorriqueños' más allá de deportistas o meras reinas de belleza.

Durante muchos años por venir, este debe ser nuestro único gran objetivo. Todo lo demás es "mantenerse a flote" y puro comentario.



Documentemos lo aprendido.

jueves, 3 de febrero de 2011

Los que ganan

En la década del 1860 se libró en Estados Unidos una encarnizada guerra civil entre los estados del norte y los del sur cuando los segundos (siguiendo un modelo económico esclavista) decidieron separarse de la Unión, siendo posteriormente invadidos por los "estados del norte" en la famosa Guerra de Secesión

Esta pasó a la historia como uno de los combates más nobles en pro de la libertad esclava y unión nacional eternizada en la frase "United we stand" (Unidos permaneceremos).

Lo que poca gente sabe es que poco antes de la guerra, los estados del norte incursionaban en una economía industrial donde la esclavitud (a diferencia del modelo sureño) no era efectiva ya...

Poca gente sabe que para cuando se escribió la Declaración de Independencia (en 1776) donde se establece que todos los hombres son "creados libres (…) e iguales" esa “igualdad” curiosamente no incluía al hombre negro ni (mucho menos) al nativo norteamericano.

Otro factor ignorado
es que países europeos (particularmente Gran Bretaña) amenazaban con cesar tratados económicos con el norte en represalia al modelo esclavista de los estados del sur... sin contar la pérdida territorial que hubiera significado su independencia.

¿Que cuál es el punto? Que además de las revoluciones (y el cabildeo de unos pocos cristianos-liberales de la época) quien confabuló para que fuera en ese momento histórico de 1861 (casi un siglo después de rampante y sonante esclavitud) cuando al fin despuntara el movimiento abolicionista estadounidense fueron los intereses territoriales, políticos y económicos de la época. ¿Por qué se cuenta con tanto sentimentalismo y sublimidad?


Porque la historia (simple y sencillamente) la escriben "los que ganan".

¿O qué me dicen de la Segunda Guerra Mundial? Hitler (1939) quien ha invadido Polonia, expropiado a los judíos y extendido su poderío militar hasta los mismos límites geográficos con España, fue valerosamente detenido por las fuerzas del Ejército Aliado que combatieron arduamente contra la tiranía de un hombre que amenazaba quedarse con toda Europa, exterminando casi toda una raza en el proceso.

Lo que poca gente sabe es que después de la Primera Guerra Mundial (en el Tratado de Versalles, 1919) Alemania fue arbitrariamente repartida entre Lituania, Latvia, Estonia y (primordialmente) Polonia.

Lo que poca gente sabe es que (en el mismo tratado) les fue
privado acceso al mar
, fueron despojados de todo el corredor este de Prusia (dejando comunidades alemandas aisladas por completo) e impuso pagar enormes e injustas sanciones a otros países.

Poca gente sabe que la comunidad judía controlaba una buena parte de la economía alemana… situación que (en contexto) laceraba aún más la humillada autoestima-colectiva de los alemanes.
 
En palabras del periódico de “The World” de aquella época:

"En toda la historia de la diplomacia
no existe un tratado que pueda
calificarse con más justicia de crimen
internacional, como ese estrafalario
documento que se quiere hacer firmar
a los alemanes"

Sin embargo hoy sólo sabemos de “Hitler el tirano”, señalando duramente los “abusos de Alemania” y obviando por completo el contexto histórico que llevó todo un país a refugiarse en el nacionalismo extremo, simple y sencillamente porque la historia... la escriben los que ganan.


Contexto puertorriqueño

Puerto Rico también tiene una historia escrita desde la perspectiva de "los que ganan" y en nuestro caso no fueron precisamente los puertorriqueños quienes tuvieron la oportunidad de escribirla.

Durante un viaje al Castillo de San Felipe del Morro, mientras alababa la arquitectura militar que protege la ciudad amurallada de San Juan, alguien del grupo (de zopetón, con todo el desprecio que pudiera imaginar) rispostó: 

"Prsss! tan desgracia'os que fueron los españoles con nosotros"

El resto (cual sacados de una secuela de "Resident Evil") se limitaron a asentir zómbicamente con la cabeza. No es la primera vez que escuchaba alguien referirse a los españoles (directa o indirectamente) como "los cabrones esos".

Esta fortísima (y ridícula) cultura anti-española que pulula entre los puertorriqueños es el producto psicológico de (precisamente) una historia escrita a conveniencia... de un sistema escolar que se limita a hablarnos de los compontes, la esclavitud y la absorción de la raza taína pero falla (y me atrevo a decir que intencionalmente) en ofrecer un panorama fiel que permita apreciar sin destructiva animosidad los verdaderos orígenes culturales del pueblo puertorriqueño. 

Es el producto de una historia mutilada y "maquillada" a conveniencia por un sistema de educación sufragado y (como si fuera poco) supervisado por un país extranjero.

Producto de un cuento que glorifica la figura estadounidense como "salvadora" y trivializa al puertorriqueño como "desamparados", pequeños... como "víctimas-incapaces" necesitados de la protección de un águila.

Narrativa que forja un negativo auto-concepto en la psique del pueblo puertorriqueño convirtiéndolo en uno dócil y conformista. Ciudadanos con "complejo de incapaces" cuyo objetivo a nivel individual (y colectivo) no va más allá de "gozar de los beneficios" que ofrece el extranjero.

Un pueblo que delega (cada vez más) su destino político al interes lucrativo de un tercero repercutiendo desastrosamente en nuestra economía, índices de criminalidad, corrupción, mentalidad "cuponera" y otros tantos males que aquejan a la sociedad puertorriqueña.


Toda una "historia" orquestrada e inculcada a conveniencia de precisamente...


Los que ganaron


Sí, España fue sumamente brutal: sometió a los indígenas, introdujo y esclavizó al hombre negro en América latina y oprimió al criollo. Cierto.


Lo que poca gente sabe es que para cuando Estados Unidos invadió Puerto Rico, Filipinas, Cuba y Guam (Guerra Hispano-Estadounidense de 1898) ya Puerto Rico había alcanzado un gobierno autónomo bajo el gobierno español que no sólo le concedía libertades político/económicas sino también voz y voto dentro del parlamento gubernamental de las cortes españolas... algo que Puerto Rico jamás imaginaría gozar bajo el actual y limitado estatus del ELA.

Lo que poca gente sabe es que para cuando Estados Unidos invadió Puerto Rico inmediatamente hizo ilegal 
el uso de su bandera, impuso el inglés como lengua oficial de la nueva colonia, cambió el nombre del país por "Porto Rico" y embarcó en un agresivo proceso de americanización donde cualquier cosa que identificara nuestra identidad nacional (ya fuera, pareciera u oliera a puertorriqueño) quedaba prohibido o eliminado.



Nota al calce: La bandera puertorriqueña no
fue legalizada sino hasta
más de cincuenta
años después
, con la implantación del "Estado
Libre Asociado" de 1952, cuando cambiaron el
azul celeste la bandera por un "azul marino" para
asemejar a la bandera estadounidense... y se de-
claró como himno nacional una letra distinta
a
"La Borinqueña" original escrita por Lola Rodríguez
de Tió en 1968. 



Poca gente sabe que posterior a la invasión estadounidense, los puertorriqueños fueron objeto de macabros experimentos cancerígenos (Dr Rhodes y el Instituto Rockafeller, 1931) las mujeres, esterilizadas como política estadounidense; los hombres, transportados como "mano de obra barata" al extranjero; sus tierras, bombardeadas con plutonio y uranio reducido y sus prestatarios de servicio militar utilizados en misiones de alto peligro donde el ejército continental temía participar. Esa (sin más ni más) fue la "llegada salvadora" de los estadounidenses a Puerto Rico.


Sin embargo nada de esto aparece en libro de texto o "currículo escolar" alguno porque la historia (simple y sencillamente) la escriben los que ganan

Recapitulando
Lejos de incentivar una mentalidad anti-estadounidense (la cual he criticado duramente en blogs anteriores) lo que pretendo es sacudir la estupidez puertorriqueña de alimentarse con una historia (cuando no falsa) incompleta que promueve la asquerosa mentalidad anti-española esa que pulula por ahí.



España fue tan genocida con los taínos como lo fueron los norteamericanos con sus indígenas... tan esclavistas con el africano como lo fueron los estadounidenses con el hombre negro... y oprimieron a los puertorriqueños tanto como (en su momento) los ingleses oprimieron a sus Trece Colonias. La única diferencia es que Estados Unidos (a diferencia de España) no tuvo 400 años para hacerlo...

Aun así, Inglaterra sigue siendo la "madre patria" de Estados Unidos tanto como la "madre patria" de Puerto Rico lo es España. Métanselo en la cabeza y repitan cuantas veces sea necesario: Negar nuestras raíces culturales tiene serias implicaciones en la psique colectiva de un país. Estados Unidos lo sabe. Hoy, son grandes aliados de Inglaterra.





Documentemos lo aprendido