domingo, 24 de octubre de 2010

Un llamado a Armas

Conversa de política entre cervezas en uno que otro bar. Imperialismo yankee y el asesinato de Filiberto Ojeda son los temas de su predilección. Luce una barba ligeramente descuidada con la que jura gritar “revolucionario” y no es raro verle con una camisa del Ché. Frases como “Libertad o Muerte” adornan su espacio mientras fuma el “fruto de la madre tierra” jurándose un patriota, un fiel defensor de la libertad porque ha protestado en cuanta huelga se ha zafado en Puerto Rico, escucha Roy Brown y luce una rebosante melena.

Si ha identificado alguien con al menos 3 de estas características ¡Felicidades! Usted se ha encontrado con un independentista de pacotilla: Nauseabunda modalidad de hippies-frustrados que usan el independentismo como una prenda de vestir… como una imágen comercial para alardear de rebeldes disque-intelectuales lastimando el verdadero movimiento independentista detrás del cual se esconden. Definitivamente, nos urge a los verdaderos independentistas un llamado a armas.

Un llamado a armas contra la ignorancia de estos “independentistas de pacotilla” que vandalizan paredes y edificios públicos con frases (cada vez más trilladas) como “Filiberto Vive” u otras consignas de oposición.

Un llamado a armas contra estos ñoños (con ínfulas de guerrilleros de las FARC) que protestan en cuanta huelga pendeja se zafa por ahí mas nunca han creado un proyecto de iniciativa comunitaria para trabajar con problema social alguno.

Un llamado a armas contra esos que asisten “al Grito” cada 23 de Septiembre pero no saben realmente quien fue Betances, porqué regresó a Puerto Rico ni qué hizo después de que se fue… los mismos que caldean los ánimos en foros universitarios utilizando el independentismo como excusa para acceder a la violencia colectiva.

Si nuestra definición de “patriotas” depende de estos analfabetas culturales, ‘possers’ de “Bravata” y “Hecho a Mano” que lo único que han probado ser capaces de hacer es “mucho ruido”, tenemos un serio problema de representación.

Para que el ideal independentista borincano deje de ser la comercial prenda de vestir en la que se ha convertido, nos urge identificar a estos pseudo-intelectuales y ponerlos a la luz de la humillación pública. Nos urge a los verdaderos independentistas levantarnos y gritar (a voz que cuello) que esos desgraciados, problemáticos, yerberos que no producen resultados no nos representan.

Para que la palabra “independentista” vuelva a significar el mismo cúmulo de conocimiento cultural e histórico que en otrora nos urge un llamado a armas contra estos wannabís que ciertamente nos han ganado un mal nombre. Contra estos inmaduros que esconden su crisis de identidad detrás del look de "bohemios" con la misma madurez que un reggaetonero usa un 'bling bling' para afianzar su identidad callejera.

Un llamado en armas contra los mismos pelús que se cantan independentistas mas no saben qué fue la Ley Foraker, La Carta Autonómica, un ápice de Derecho Internacional, tres carajos de Economía Global ni quién fue Betrances, Ruiz Belvis, Munoz Rivera o Baldorioty de Castro.

Gracias a estos 'possers' nuestro ideal independentista agoniza sobre un crítico estado de emergencia.

Y para ustedes, independentistas de pactotilla que me leen (si es que han llegado hasta aquí) les ofrezco cinco pasos para que dejen de ser tan... imbéciles:

1: Ser independentista no es sinónimo de ser antiamericano:

Andar por ahí gritando “Yankee go Home” y “Fuera el FBI” con una gorra del Ché (que tampoco sabes de donde carajo era) no solo te hace lucir como un idiota sino que también da la impresión de que todos los independentistas somos unos fanáticos anti-estadounidenses como tú.

Los independentistas verdaderos, aquellos que aspiramos a salir de la colonia que TANTO nos consume social, moral y económicamente, reconocemos que Estados Unidos juega apenas un 30% de nuestra trágica telenovela. El papel protagónico pertenece a nuestra politiquería interna (penepés, populares y pipiolos por igual) que dividen al pueblo enajenándolo con sus mentiras, embobándolo con “dadivas” para obtener sus votos y perpetuándolo a la dependencia… que no es otra cosa que condenarlo a la miseria misma.

Los barrotes que mantienen a Puerto Rico bajo la colonia son nuestras propias campañas políticas para manipular a través del miedo, nuestro poco sentido de pertenencia nacional y la crasa ignorancia que nos consume… no “el Yankee”. Este sólo nutre y se beneficia de la colonia mientras dure.

Cuando responsabilizamos a un tercer país por nuestros problemas, posicionándonos como “víctimas” en lugar de “responsables” de nuestro destino político, lo que insconcientemente estamos diciendo es “no depende de nosotros”… mentalidad que (efectivamente) nos incapacita.

2: Ser independentista no es andar por ahí como un hippie.

Si tu ideología no una mera imágen “fashion” como decir gótico, caco u otro estereotipo comercial no hay necesidad alguna de andar por ahí luciendo como un tecato-rastafari. Por cierto, tampoco luces bohemio: pareces un damnificado de FEMA. Báñate, aféitate, péinate, desarrolla ideas efectivas, ponlas a funcionar y deja de hacer tanto "show". La ideología independentista no se borra si te bañas con jabón... puerco.

3: Ser independentista no es citar nuestros próceres a mera conveniencia

Si no sabes cuál fue el contexto histórico en el que se dijo la cita: “Cuando la injusticia es ley, la revolución es orden” no tienes permiso para usarla.

Si no sabes quién fue Betances, te queda terminantemente prohibido que uses la frase: "Los grandes no somos grandes sino porque estamos de rodillas..."

Si no sabes quién fue Hostos, su vida, obra ni porqué sus restos no yacen en Puerto Rico, ten al menos la decencia de no andar mentandolo por ahí.

Citar a nuestros proceres borincanos para cumplir con una agenda político-personal (cuando ni sabes quienes fueron ni en qué contexto dijeron lo que dijeron) no es un acto de patriotismo: es la actitud de un adolescente malcriado. Menos bla bla bla, más concimiento y un poco de acción comunitaria... empiecen por ahí.

4: Aprende el verdadero signifcado de la palabra "lucha"

El movimiento en pro Derechos Civiles de la comunidad negra (liderada por Martin Lugher King) fue una lucha. La Desobediencia Civil en India que sin un solo disparo les logró la independencia del colonialismo Inglés (liderada por Mahatma Ghandi) fue una lucha. La unificación de un país dividido por el aperhaid en Sur Africa (liderada por Nelson Mandela) fue una lucha.

El día que ustedes, independentistas de pacotilla dejen de limitar la palabra "lucha" a disparos y balas de cañon (citando a próceres que hablaron en un contexto histórico completamente DISTINTO al nuestro) habrán avanzado muchísimo hacia lo que realmetne Puerto Rico necesita: una lucha diplomática en un foro internacional contra el colonialismo. Al diablo con la mentalidad mente-pollo de "luchas macheteras" y meramente protestar. Necesitamos intelectuales, no mercenarios de guerra.

5: Infórmate

No te cantes indepentista si no sabes como mínimo qué fue la Ley Foraker. Es una ley que como independentista tienes que amar con pasión u odiar a brazo partido pero (por lo más Santo) tienes que saber qué es.

Así también necesitas descubrir que el Grito de Lares fue un bien-intencionado pero fracasado intento de revolución armada mientras que La Carta Autonómica fue una exitosa guerra diplomática que sí logro nuestra independencia (el 24 de Noviembre del 1897) que sin embargo nadie celebra y en nuestras escuelas apenas se nos recuerda. ¿Se han preguntado porqué?

Cuando descubran la respuesta será entonces cuando abandonemos ese independentismo hippie que nos consume y comencemos a movernos hacia una mentalidad nacionalista, unitaria e inteligente.

Puerto Rico y todos los puertorriqueños lo necesitamos. Hágase un llamado a armas contra la ignorancia del independenstimo hippie.


Documentemos lo aprendido.

viernes, 15 de octubre de 2010

Identificando los límites

Si bien la sabiduría popular dice que “todo en exceso hace daño” la realidad es que los límites que establecen cuando algo deja de ser efectivo y cuando se convierte en un verdadero dolor de cabeza nunca están claramente definidos, hasta que chocamos de cabeza contra ellos…


Proteger nuestros hijos y darles todo cuanto necesiten es (por ejemplo) una conducta loable siempre y cuando no se lleve al punto de engreírlos y/o interferir con su adaptación al mundo real.

El capitalismo es sumamente efectivo hasta que lo empujamos al punto donde las corporaciones ejercen más poder que el gobierno mismo… y el lucro es más valioso que la ecología o cualquier otro valor social imaginable.

Incluso la espiritualidad, esa que supone signifique un remanso de paz interna, puede fácilmente ser empujada al punto de radical fundamentalismo religioso (personal o institucional) trastocando drásticamente su propósito incial.

Y es que sea cual sea el contexto, desconocer (y en el peor de los casos, OBVIAR) cuándo los límites de una conducta o modelo dejan de ser efectivos es un viaje directo y sin escala rumbo al fracaso… y el internet no parece ser la excepción.

Después de convertirse en la plataforma virtual donde realizamos el grueso de nuestras transacciones bancarias (restando necesidad a los cajeros) búsqueda de información (restando necesidad a la industria impresa) correo electrónico (haciendo menos necesario el correo convencional) y plataformas sociales (restando necesidad a puntos de encuentro como clubes y cafés) el internet ya ha comenzado a construír sobre el punto donde dónde algo efectivo comienza a convertirse en un dolor de cabeza.

Era… ¿Informática?

Recuerdo la primera vez que entré a una biblioteca a buscar información sobre algo que no tenía que ver con la escuela. Para entonces era yo un adolescente prendado con las maravillas de la filosofía oriental (desde Karate hasta la magnificencia del Yoga) y pregunté si tenían información sobre acupuntura. Resultó tenían la obra de un reconocido autor en acupuntura, devoré el libro en par de semanas y para cuando terminé con él sabía mucho de lo estaba buscado: Aprendí no solo sobre la filosofía espiritual que cimentaba todo aquello sino también sobre terminaciones nerviosas, meridianos, reflexología, acupresión, medicinas alternativas y demás trasfondo científico que explicaba aquel fenómeno médico.

Hoy, si bien el internet ha provisto la ‘ventaja’ de aislar exactamente lo que estamos buscando, ha creado una especie superficialidad intelectual donde poseemos océanos de información pero con apenas milímetros de profundidad. Ha propiciado una generación que sabe “de todo un poco” pero mucho sobre “absolutamente nada” donde incluso las obras literarias son buscadas “en resumen” antes aventurarse siquiera a disfrutar de la profundidad de un libro.

Ese punto donde el internet deja de ser una herramienta efectiva y su uso (más bien abuso) comienza a hacernos daño ha hecho su aparición.

Si bien estudios apuntan a que el internet "nos está haciendo más brutos”, el problema realmente no estriba en la computadora sino de la falta de educación con respecto a ella. El internet nos llegó de repente, como una maravillosa nave del futuro pero sin libro de instrucciones, clases ni valores sobre cómo realmente utilizar este producto. Aprendimos todos sus trucos, chucherías y aplicaciones completamente ajenos a las fronteras donde su uso comienza a lastimar nuestro desarrollo social e intelectual.

No necesitamos cursos que creen "usuarios" de la red sino "conocedores" la misma. Ajenos a esos límites, hay quienes prácticamente viven en sus páginas de redes sociales, no recuerdan cuando fue la última vez que fueron a un parque y el grueso de su tiempo se diluye chateando, posteando pendejadas y alimentando una imágen idealizada de sí mismos/as a través de los medios. Gente que (sin darse cuenta) hace mucho abandonó el internet como herramenta para cultivarse, encontrar y/o compartir información y empezó a usarlo como un eterno "janging spot" dando paso a la inactividad física, obesidad, apatía social, pseudo-intelectualidad y CRASA pérdida de tiempo productivo. Pero también hay buenas noticias:

No necesitamos tener un millón de “amigos” en facebook, actualizar nuestro “estatus” cada cinco minutos ni verificar nuestras “notificaciones” cada media hora: Esto solo han probado afectar severamente nuestra productividad y relaciones sociales en contexto real ^_^

No necesitamos saber el último escándalo de Ricky Martin, cuánto dinero exigió de Alomar la famosa “Maripilli” ni cuál fue la última prenda de vestir que lució Lady Gaga en un concierto de Rusia. Cultivemos eso que Tim Ferriss define como "ignorancia selectiva" ;)

No necesitamos enviar un millón de e-mails deseando rimbombantes felicitaciones cada Navidad, ‘Acción de gracias’ o ‘Año nuevo’ a nuestros amigos, título que (por cierto) ha devaluado muchísimo gracias a su abuso en los medios digitales. Créanme: dos o tres palabras (a dos o tres personas realmente significativas) tienen más impacto que un rimbombante “forward” o trillada “tarjeta virtual” a las cuales nos hemos inmunizado ya. Recuperemos el e-mail… no hay cosa mas bella que te escriban a tí específicamente, sin necesidad de encontrarse en algún foro de chat o internet.

Tampoco necesitamos abrir un JoPet, JoVille, JoFarm (ni cualquier aplicación tragatiempo que empiece con la frase “Jo”) 'pokear' a aquel, responder al mensajito o "tag" pendejo del otro ni mucho menos navegar horas muertas entre los perfiles de nuestras amistades para, al final del día, descubrir que hemos perdido gran parte del mismo.

El uso del internet, esa maravillosa herramienta social, intelectual y cultural, llevada “hasta cierto punto” (como todo en la vida) nos hace daño.


Documentemos lo aprendido.