jueves, 31 de julio de 2008

Orgullo Profesional

Cuando regresé a Puerto Rico (después de año y medio en la frontera egipcio-israelí) una de las primeras cosas que hice fue pasar por mi antigua escuela superior: La Inés María Mendoza de Cabo Rojo (eeeee, jua!)

Entre la nueva generación de estudiantes (y el afectuoso saludo de mis antiguos maestros) recorrí orgullosamente mi viejo plantel como quien se enseñorea de ya no ser aquel adolescente lleno de incertidumbres que una vez ocupó aquellos salones de clase.

Nene! que grande tu estas...
Fue la sorprendida reacción de unos
Ya tú no te pareces Alfredo!
Exclamaban otros
Y que estas haciendo muchacho?

Con curiosa alegría uno tras otro preguntaba sobre mi proceder post escolar en aquella breve y agradable visita... hasta que un maestro en particular cambio por completo el significado de la misma.

Estas en la Inter muchacho! (...) y que estas estudiando?

Educación
Respondí
Quiero ser maestro!

En fracción de segundos, el rostro de aquel señor se transfiguró (cual endemoniado feligrés durante exorcismo católico) de una serena sonrisa conversacional a aquella tortuosa expresión de amargura donde la única silaba que atino a exclamar fue un incrédulo:

Aahhhh?

Mi reacción no se hizo esperar:
-Pero usted es maestro!
Inquirí
-Como me va a decir que no lleve a cabo tal profesión!?

-No mijo no...
Fue su respuesta

Acto seguido me hablo de lo "tétrico" del sistema de educación pública, de lo "difíciles" que son los estudiantes "hoy en día" y del poco salario que devenga el maestro. En pocos minutos tenia ante mi todo un discurso sobre las difíciles condiciones laborales que sufre la docencia en Puerto Rico, las inmensas oportunidades económicas que ofrece ejercer en los EEUU y los muchos otros campos profesionales ("mas tranquilos" y mejor remunerados) que "ser maestro".

Y allí estaba yo (inserte suspiro aqui) delante de un maestro con mas de 10 años de experiencia docente, diciéndome que la profesión que elegí (y peor aun, y la que el ejerce) "no valía la pena".

Orgullo Profesional

Como futuro maestro dedicado en cuerpo y alma a la profesión que elegí, creo firmemente que toda persona que ocupa una posición docente debe llevarla a cabo no solo con el mas alto nivel de excelencia, sino también con orgullo. No ese orgullo vano de creer ser mejores, sino ese que reconoce la trascendental labor del maestro mas allá de un oficio cualquiera. La docencia EXIGE vocacion.

Si bien es cierto que existen profesiones mucho mejor remuneradas que la del maestro, las recompensas que premian a quienes llevamos a cuestas la gloriosa bandera de la enseñanza no se mide en dólares y centavos, sino en esa satisfacción plena de sabernos facilitadores de las herramientas sobre las cuales se apoyan todas las profesiones u oficios que sostienen nuestra sociedad... y sus individuos.

Llevar la mano del niño que aprende a escribir su nombre... la misma que en un futuro firmará algún documento importante. Saber que tu clase ha tocado positivamente la vida de un estudiante. Son recompensas que solo un corazón noble es capaz de atesorar.

Me invade un inmenso coraje cuando maestros como el que mencione en un principio (lejos de ser verdaderos profesionales) se presentan a nuestras escuelas con una mentalidad de "empleado de manufactura"... sin esa pasión ni orgullo profesional que exige la carrera magisterial... con esa vaga actitud obrera que no busca nada mas alla de un efímero cheque los días 15 y 30 de cada mes.

La verdadera tragedia es que, precisamente, ASI es como aprenderán sus estudiantes.

1 comentario:

krispo dijo...

Holaaa, muchas gracias por tu visita, ahora leeré tu blog para ver con que me encuentro. Besos*